miércoles, 11 de agosto de 2010

Cómo creo que debería ser una narración

Una narración ha de ser como un bocadillo. Desde el primer mordisco debes paladear algo más que pan, pues éste, representa las palabras que acompañan las emociones, las cuales a su vez son parte del añadido. Como puedes ver, no hay uno sin el otro. En caso contrario, dejaría de llamarse bocadillo.

Cuando se aviene el hambre, las salsas y demás condimentos dejan de ser necesarios. Escribe para los hambrientos, pero no te olvides de los saciados.

Por último, procura que sea fácil de engullir, dejando a cada bocado un agradable regusto. Respecto a la digestión, si ha de ser pesada, al menos que merezca la pena.

lunes, 9 de agosto de 2010

Me gusta leer

martes, 8 de junio de 2010

Vence tus miedos

La verdad es políticamente incorrecta

Aunque parezca increíble, la verdad siempre ha sido políticamente incorrecta. Nadie quiere saber qué ocurre realmente, sólo aceptamos nuestras propias verdades. Algo así como sacar una foto del mapamundi y que los países posen con sonrisas forzadas. Porque la foto y el gesto es lo que cuenta; qué más da el testimonio real... ¿A quién le puede importar?.

No hace mucho el presidente federal de Alemania, Horst Köhler, tuvo que dimitir por justificar el uso de los intereses comerciales y económicos de su país en Afganistán. ¿Pero es que la sociedad cree realmente que somos tan buenos como para promover continuamente misiones de paz?. ¿Alguien me puede decir en qué consisten y qué se puede obtener a cambio?. Porque eso era lo que querían escuchar los periodistas alemanes y la opinión pública, una mentira en definitiva, y tiene gracia que por decir la verdad haya tenido que dimitir.

¿Qué espera la gente entonces?. ¿Que todo siga como hasta ahora y podamos dormir tranquilos por las noches en paz con nuestra conciencia?. Increíble y triste a la vez.

viernes, 7 de mayo de 2010

El Ser desagradecido

Sí, ese Ser abunda por doquier así que..., mucho cuidado. Todo comienza con un plañido, seguido de angustia e impotencia; cuando al fin nos tiene enternecidos tanta desventura, dispara presto y directo al corazón su solicitud. Y ahí finalizan sus lisonjas, no se volverán a ver más, ni siquiera para agradecer la ayuda prestada.

Podemos concluir lo siguiente: quien exagera al punto de hacernos ver lo mal que le trata la vida, y cómo podríamos remediar su dolor, busca al primer tonto capaz de resolverle la papeleta. Interpretar esto de otra forma es engañarnos sobremanera.

Cuando sucede una vez, vale, nos la metieron doblada y punto. Pero caer de nuevo en la trampa tiene delito, ya no digamos si fuese la misma persona; aunque bueno... nosotros alguna vez le hemos fallado a alguien, es verdad, y también no hemos sabido agradecer algunos favores como debiéramos. No obstante, yo me refiero en esta entrada a quien tiene por costumbre aprovecharse de la amistad o del parentesco en pos de sus intereses, haciéndose el mártir y la víctima. Repito otra vez, cuidadín cuidadín.

Sólo nos queda seguir siendo fieles a nuestra filosofía de vida y mentir, sí, mentir para no quedar mal con nadie. Si eres sincero y le dices que es un vago, que se ponga a estudiar en vez de dejarle los apuntes, a ojos de todo el mundo eres un cabrón, pero si dices que los tienes prestados o los tienes en sucio y qué pena que no puedas ayudarle, entonces sigues siendo buena persona. Oh, pero ¿cómo podemos llegar a estos extremos donde el que es aprovechado, siempre tiene la excusa perfecta, mientras los que nos tenemos medianamente por legales y cumplidores debamos inventarnos excusas para no parecer - y encima suena gracioso - desagradecidos?. El tiempo dará o quitará razones, también los favores.

martes, 27 de abril de 2010

Elogios al lienzo desnudo

Dignas de elogiar, sean todas aquellas obras de arte merecedoras de encomio por su belleza en la composición, evocación de sentimientos varios y clara cuenta de sus intenciones. Precipitarse a otorgar la eternidad de alabanzas no conviene, pues ganaría un brillo injusto lo que debería refulgir por sí mismo. Y ahí es adonde voy con esta mi reflexión. Una obra de arte, calificada como tal, debe verse libre de especulaciones que acrecienten su valor, ha de poder causar admiración allá donde camine, sobreponerse a las modas y sobrevivir al olvido de tanta colección en serie; lo demás son elogios al lienzo desnudo.

¿Cuántas veces hemos despertado en los demás y a su vez sido víctimas, de una sobrecogedora expectación por un libro, una película, un cuadro o un artículo; sin hacer honor luego tales elementos a las buenas críticas recibidas?. ¿Tendrá la culpa el marketing o la pluma del escritor, el ignorante expectador que ha pagado un dineral por ir al cine o las pocas luces del director unido a la falta de un guión decente, la sala principal del MOMA destacando un rectángulo amarillo con manchas bermellonas o la sangre como elemento primigenio de una cultura en los albores de su existencia (de ahí el color áureo del astro rey) que nadie ha entendido, la opinión de un jubilado amigo del redactor jefe opinando sobre los jóvenes que son unos vagos o el que aparezca en la sección central de críticas?. Todo lo del MOMA era broma eh...

Con gran disgusto y pesadumbre veo cómo todos los días acaparan fama ciertos artistas new age, que tendrán una visión de la realidad seguramente más... vamos a decir transgresora que el resto de los simples mortales, pero en nada llegan a equipararse a los grandes maestros de antaño. Sufren del mal de las multitudes o adicción al barullo y peloteo, viajan constantemente en busca de la inspiración divina, dan por sentado ciertos preceptos alejados del entendimiento común e incluso buen gusto; y así nos va con ellos. Por favor, hago un llamamiento a la cordura; quien desee probar las mieles del éxito en cualquier variante de composición artística, no se haga el entendido en dar valor al humo, procure pasar más tiempo afinando el instrumento y crear buenas partituras. Nuestros oídos lo agradecerán.

lunes, 26 de abril de 2010

Una bonita puesta de sol

De todos los espectáculos que puede ofrecernos la Madre Naturaleza, sin duda éste merece ser elogiado por los tiempos de los tiempos. Invita a la reflexión más que cualquier acontecimiento cotidiano. Nos conmueve sobre manera, permite ver lo nunca visto dentro y fuera de nosotros. Aleja tensiones, disipa las dudas, favorece la reconciliación, aclara malos entendidos, reporta sosiego y no deja nunca de asombrarnos.

Muchas veces el ejercicio de la reflexión no estriba en qué darle vueltas para mejorar y progresar como personas civilizadas; se refiere más bien a encontrar el momento oportuno donde nuestro cuerpo y mente estén en absoluta serenidad, y así llegar a conclusiones correctas no condicionadas. Algunos optan por la meditación, otros por irse a la playa y también los hay quienes mezclan ambos. Pero vamos, quien dice playa puede decir monte, y la meditación no ha de ser para nada algo esotérico; basta con relajarnos y dejar que la mente divague a su antojo, sin cortapisas de ningún tipo. El resto es cosa de ella, dejémosla a su entera libertad sin centrarnos para nada en concreto, pronto daremos cuenta de los buenos resultados que su práctica concede.

Por poner un ejemplo del mundo occidental, más concretamente de nuestras islas Canarias, ahora vienen las fiestas de mayo, más adelante el verano, luego las Navidades, Fin de Año, Carnavales, Semana Santa y volveremos al día de hoy pasado un año. Siempre algo en mayor o menor medida se repite, para bien o para mal, pero debemos salirnos de esa espiral si queremos establecer un punto de inflexión. Estamos imbuidos de muchos "comportamientos de temporada", donde en el verano o Semana Santa o Fin de Año, haríamos lo que no haríamos en otras épocas. ¿Por qué?. La respuesta la debemos de buscar en nosotros mismos, pues aunque el resto del mundo se vuelva loco y no atienda a razones, ¿no deberíamos de continuar guiados por nuestro GPS particular, el cual nos marca dónde estamos y adónde queremos llegar?.

Conclusión: olvídate de la época del año y sus prejuicios, adopta posturas propias alejadas del ánimo del resto, y para ello, nada mejor para resetar la mente que una bonita puesta de sol.

sábado, 24 de abril de 2010

Justificar y justificarse

Buenas preguntas y suculentas respuestas se dan cita, al cuestionarse seriamente el porqué de varios comportamientos; eso sí, hechas en silencio y a uno mismo, no vale hacer trampas. Hoy probaremos con justificarse a pesar de la evidencia (cuando sólo vemos las cosas desde la nuestra propia), y quizás para aliviar tensiones, el justificar a las demás. Así que... cerremos los ojos y a intentar encontrar el freno que me impide progresar en esta vida puñetera y corrupta hasta la bilis. El primro en darse cuenta aventajará luego a los demás, pues supongo todos queremos mejorar sí o sí. El llamado freno merece ser examinado con detenimiento, desde muchos años atrás si fuese necesario, y al llegar a desnudarlo mucho cuidado con el miedo tipo caja de Pandora, seamos valientes y aguantemos nuestras propias y más duras críticas; a partir de aquí, todo será más fácil. El paso siguiente versa sobre cómo cambiar, pues aunque los libros de autoayuda tengan frases cojonudas diciéndote que todo es posible, el saber cómo importa y mucho. Una vez hecho lo que acabo de contar, que nadie va a hacer ni yo tampoco, el principal escollo es cambiar. ¿Y por qué cambiar nos cuesta tanto, aún sabiendo por qué somos como somos?. La respuesta sigue estando en la palabra justificar. Por muchos libros de monjes y ferraris, ratones buscando queso o superaciones desde el más allá, si al final te dices a ti mismo: yo es que soy así... entonces no te molestes en seguir leyéndonos, pásate a otro género. Venga... no quiero ser muy duro con esta reflexión pero para cambiar algo de nuestras vidas, debemos poner toda la carne en el asador, sin justificarse a corto plazo por ser débil, inocente o no se me da bien.

Y ahora, por dejar atrás el nuestro purgatorio, hablemos de justificar a los demás. Si lo haces, al menos procura ser consciente. Todos nos enamoramos, sufrimos por alguien o le tenemos en alta estima, pero justificar sus actos deplorables porque una venda invisible tapa lo evidente, tarde o temprano se paga. Ya saben... ni vivir engañados pero tampoco hacernos los sinceros en todo, sigamos buscando el ansiado equilibrio...

jueves, 22 de abril de 2010

¿Qué persigue el escritor?

No hace mucho tiempo he visto en televisión un reportaje sobre best sellers, con la inestimable aportación personal de escritores conocidos mundialmente. Algunos eran sinceros y me sorprendieron sus palabras cargadas de humildad, otros en cambio concedían excesiva importancia a los gustos de los lectores, abrumados por la idea de defraudarlos en la próxima entrega. De EEUU, Reino Unido, Alemania, Francia... cada cual daba consejos a los escritores noveles, aquellos a ser tenidos en cuenta en un futuro. Pero lo más alucinante, para rematar el reportaje aunque cada cual lo verá desde ua perspectiva diferente, fue una especie de casting entre agentes literarios (en un hotel de Nueva York) para captar nuevas promesas. Tenían poco más de cinco minutos cada uno, esperando pacientemente en hilera, para sentarse frente a una persona y contarle sobre qué trataba su obra. Fue gracioso por no decir otra cosa como lamentable, ver cómo habían sujetos con ganas de hacer caja ipso facto, sin importarles otras muchas cosas puestas en juego a la hora de plasmar ideas o sentimientos. - Aquí se trata de entrar en la lista de los diez más vendidos, y así seré más chachi que nadie, me da igual el resto. Me invento una historia con unos personajes simpáticos, decididos y cojonudos y a vender ejemplares como churros -. ¿Realmente esto es así de deprimente?. Por no hablar de los cursos literarios de andar por casa, que ponen en tus manos una serie de herramientas para desarrollar una trama pero no transmiten al alumno el gusto por la belleza de las expresiones, para mí fundamental.

¿Qué persigue el escritor?. Al margen de buscafortunas y éxito fácil, un escritor de los de verdad - y esto es totalmente subjetivo - deberá estremecerse con cada expresión acertada de su novela. Sus personajes han de ser tan reales a sus lectores como lo es él mismo, y eso se consigue humanizándolos con defectos y fracasos. Conversaciones más agudas y sentimientos puestos en boga harán el resto, porque cuidanto al detalle la construcción de frases sin rellenar por rellenar, leer se convierte en un placer y no en mera distracción.

Puede que más adelante yo también me anime, pero de momento me entreno con el blog. Ahora sólo persigo vuestros excelentes comentarios.

miércoles, 21 de abril de 2010

El maquillaje

Por lo pronto, hay de todo con respecto al maquillaje, diversas opiniones para cada gusto. Yo intentaré abordar el tema desde la perspectiva de corregir defectos, o al menos disimularlos...

¿Por qué nos maquillamos?, y no me refiero a embadurnar caras hasta evitar su transpiración. ¿Necesario es a toda costa vernos perfectos?. ¿Nos aporta felicidad depurar nuestras imperfecciones, o es la aceptación de la sociedad lo que perseguimos sin más?. Ahora, en base a los cosméticos, ¿tan a disgusto estamos con nosotros mismos como para recelar del espejo y de los demás, sin un punto de carmín, brillo, rímel,...?

Un buen experimento a realizar, mas que una reflexión, sería probar un día, uno cualquiera, salir a la calle en condiciones desacostumbradas y ver qué ocurre. No es necesario extremarse en el abandono corporal, pongamos límite a la higiene personal y en no provocar el sudor. Con el pelo algo alborotado pero sin pasarse, la cara de recién contacto con el agua fría del lavabo, sin más añadiduras, ropa discreta, algo espesos y dormidos. Ir a trabajar como de costumbre, saludando al resto de compañeros, (bueno, es verdad que algunos trabajos "obligan" a maquillarse a sus empleados, pero imaginemos uno donde no sea así), a los clientes y al que se tercie. ¿Nos mirarían igual?. ¿El trato es acorde a como otro rostro los hubiera atendido o desayunado con ellos?. Todavía no he llegado a ponerlo en práctica pero me cuesta creer que sí. Somos muy de fachada, el interior sólo cuenta para después de haber afianzado la relación; si te llevas luego una desagradable sorpresa ahí te quedas, con tus llantos y lamentos hablándole a un cerebro en paro, sin ganas de volver al tajo, ¡qué le vamos a hacer!. Ya no sé si es necesidad o arrogancia, búsqueda de la felicidad, aceptación o aprecio, pero revestir hocicos ayuda, ayuda a entrar por los ojos.

En fin, una vez más claudico frente a la apariencia sin otorgarle más importancia que la de iniciar el primer paso. El resto será cosa de batallar día a día por la supervivencia de la pareja, donde el amor siempre maquilla los defectos del otro.

martes, 20 de abril de 2010

Cambio de hábitos

No me refiero en este caso al famoso hábito del monje, donde el refrán deja bien claro cómo las apariencias no pueden otorgar el ejercicio; encamino los pasos hacia el modus vivendi en sí mismo.

Al margen de sesudos estudios realizados por las más prestigiosas universidades, para darse cuenta cómo hacer ejercicio físico por la mañana nos beneficia de forma diferente a si lo hiciéramos por la noche, yo abogo por experimentar cada uno en sus carnes un cambio de hábitos. Desayunar algo diferente a lo habitual, en horario desacostumbrado, recorrer el camino hacia el trabajo por rutas diferentes, hacer eso mismo adoptando nuevas posturas, no sé... pocos cambios pero a la larga ir elevando su número y naturaleza. ¿Qué pretendemos lograr con todo esto?. Pues para empezar, por un lado ejercitar de nuevo el cerebro volviendo al modo manual, rechazando el piloto automático. ¿No te das cuenta de que frente a los mismos estímulos y sensaciones día tras día, encima éstas todas predecibles, evitamos asociar ideas y conceptos, aprender nuevos conocimientos y todo se convierte en comportarse por inercia?. También conseguimos volvernos más atentos, observadores y curiosos. ¿Quién se fija detenidamente en los detalles cuando siempre circula, lee o elucubra por los mismos caminos?. ¿Nunca le has dicho a alguien: es verdad, siempre he pasado por aquí y nunca me había dado cuenta?. La observación es una aliada incansable, inagotable, rejuvenecedora y gratificante. Con ella aprendemos más y mejor, porque no es un conocimiento leído sin más o la palabra del profesor en base a su experiencia; somos nosotros quienes fijamos nuestra atención, concedemos prioridades y establecemos relaciones. Primera conclusión: el cambio de hábitos favorece la observación, un hábito perdido hasta entonces, valga la redundancia.

¿Podríamos extraer más conclusiones sobre los beneficios de la cuestión que nos ocupa?. Bueno... yo por lo pronto encuentro satisfacción a la hora de enfrentarme con nuevos retos, nuevos conceptos y diversidad de cosas por aprender. Hacer algo diferente de vez en cuando siempre viene bien, nunca se sabe... Eso sí, uno de los hábitos que no pienso renunciar es el de la reflexión. Espero ustedes concuerden conmigo.

lunes, 19 de abril de 2010

Mucho cuidado con la depresión

Una de las mejores reflexiones que podemos hacer por siempre jamás, es la que abarca el tema de la depresión. Cuando la motivación desaparece y los días se suceden uno detrás de otro como si nos importase, sin esperar nada bueno de ellos, hay que preocuparse; o mejor dicho, reflexionar.

A veces viene sin avisar, de improviso, cuando menos te lo esperas. Otras, es el final lógico de una serie de sucesos encadenados. Da igual. Inhibe nuestras posibilidades de ser felices y nos puede causar mucho daño. Reconocerla siempre debe ser el primer paso, y aunque esto parezca trivial muchos se sorprenderían de la cantidad de personas que la sufren y no se dan cuenta de ello. Luego, identificar a ser posible la causa de la misma, sin agobios y siendo sinceros con nosotros mismos. Si no damos con una respuesta a esta pregunta, no pasa nada. Vale más poner remedio a un problema y luego con calma estudiar sus causas para evitar su repetición, que perder el tiempo en averiguar cuando nuestra mente no está para averiguar nada. Como ejemplo el hundimiento del Titanic; si el barco se hunde sin remedio procura salvar a la tripulación, ya habrá tiempo de investigar por qué se hundió para que no vuelva a suceder. De esta forma, reconocido el problema identificando sus posibles causas, haremos lo posible por dar pequeños pasos hacia la luz. ¿Qué fácil no?.

Hombre... - y ahora viene la verdadera reflexión - fácil no es, por supuesto. Nada es fácil o difícil hasta que lo intentas. Hacemos a veces una montaña de un granito de arena y nos sobrevaloramos o infravaloramos; sin término medio por lo general. ¿No sería recomendable para evitar posibles depresiones, entender que no siempre vamos a tener éxito, ni tampoco una perpetua melancolía y autocompadecimiento pueden ser beneficiosos?. Vuelvo de nuevo a la carga con el concepto de equilibrio, aplicado en este caso a las emociones. Las montañas rusas no son buenas, desgastan mucho y no alcanzamos la felicidad, sólo la rozamos con los dedos. Ser conscientes de la existencia de futuros errores aún inimaginables, de no ser perfectos, podría ser la clave para no ser tan duros con nosotros y evitar caer presos de la depresión. Por no decir que muchas cosas no dependen al cien por cien de nuestra mano.

Así pues, acepta tus limitaciones y fracasos. Y si tienes que aceptar y superar una depresión, tampoco pasa nada. Suele ser lo normal, a TODOS nos pasa.

sábado, 17 de abril de 2010

Realizarse

¿En qué momento nos sentiremos realizados a lo largo de nuestra vida?. ¿Alcanzaríamos aunque sólo sea una vez un sentimiento de plenitud y apogeo, gracias a la consecución de nuestras más ardientes aspiraciones?.

Podrían ser unos minutos u horas fantásticas, de euforia y rabia desatada, verte de pronto convertido en aquella persona deseada por ti mismo. Una experiencia inolvidable, de esas para recordar durante los últimos momentos con una amplia sonrisa. Pero... ¿cómo sabremos realmente cuándo ha llegado el momento?. ¿Será por acabar un curso o una carrera?. ¿Bien podría ser en el altar, o en la sala de neonatos?. ¿No podemos llegar a la conclusión de que debemos perseguir dicho momento por los siglos de los siglos?. Si nos vamos a conformar con realizarnos por un acto en concreto o el haber cruzado una meta y ganar el oro olímpico, ¿qué ocurrirá después?. ¿Se acabó entonces el poder realizarse, seguir mejorando con la ilusión de nuevas conquistas?. ¿Estamos abocados a permanecer en nuestro pasado más glorioso, viendo pasar los coches recostados en un banco de piedra de una carretera de segunda, bastón en diestra y pañuelos en siniestra?. Yo por lo menos me niego en rotundo, y veo algún día que otro claros ejemplos de nuevas metas y desafíos por parte de los animales y de algunos humanos.

Ahora bien, por otro lado, no se puede alimentar constantemente la ambición por muy sana que parezca. La satisfacción de realizarse concuerda con un conformismo momentáneo, para disfrutar así de un descanso a todas todas merecido; luego vendrán tiempos de planificar estrategias y poner cruces en un mapa. El equilibrio entre lo que hemos logrado hasta el momento, por lo que nos encontramos luchando ahora mismo y los objetivos del mañana, harán que la felicidad pueda alcanzarse a su debido tiempo, sin emborracharnos de ella puntualmente ni aguardar su avenida con desesperación. Es difícil, ya lo sé. Nadie por muchas experiencias a su espalda es capaz de llegar a una armonía en unas y en otras, pero de eso se trata. Conseguirlo ya es un paso importante, valiente y honesto. Aprender a realizarse, sinónimo de realizarse.

viernes, 16 de abril de 2010

Aceptar nuestros límites

¿Hasta qué punto debemos aceptar nuestros límites?. En sí misma, es una cuestión harta difícil de resolver. ¿Debemos ser nosotros quienes establezcamos el alpha y el omega para con nuestros deseos, capacidades y sacrificos?. ¿O será el devenir de los acontecimientos como ha resultado siempre, quien dicte hasta dónde podemos llegar?.

Recurriré a una cita de Jean Guitton para continuar incidiendo en la cuestión: Acepta tus límites por todas partes. El límite da la forma, que es una de las condiciones de la plenitud. Por un lado, aceptar límites quiere decir rendirnos a una postura en parte objetiva y en parte subjetiva, pero no por ello acertada. Si en un momento dado eres capaz de vencer las adversidades en forma de prejuicios y zancadillas, superando barreras y dejando a más de uno boquiabierto, ¿entonces no hemos modificado nuestro límite que se suponía inmutable?. De donde podemos concluir que aceptar límites puede llevarnos a claudicar antes de tiempo, errar en la forma y conformarnos con menos de la plenitud a nuestro verdadero alcance.

Tampoco podemos asemejarnos a los héroes griegos en la verificación de hasta dónde podemos llegar, ni hacer caso de la máxima del circo más difícil todavía. Cuando en la carretera existen límites de velocidad, a pesar de que no son límites para el ser humano intrínsecamente, su finalidad es la de preservar un orden y un equilibrio, previniendo accidentes y conducciones temerarias. Podríamos pues, entender desde este punto de vista, a Jean Guitton, porque de un yo puedo con todo y no le tengo miedo a nada a yo soy un fracasado no valiendo para nada hay un mundo. Aceptar ciertas verdades con gran objetividad, bien podría favorecernos a tomar las decisiones adecuadas en un futuro, dejando a un lado hipérboles y zollipos.

Como se puede ver, no hay límites para establecer los propios. Cada cual deberá actuar según aprecie mejor. El buen limitador que limite, a gusto consigo estará.

jueves, 15 de abril de 2010

Lo necesario y lo superfluo

En la mayoría de los casos podemos discernir entre lo necesario y lo superfluo. Fácil es entender qué es lo más importante de aquello o de lo otro y anteponerlo a lo menos necesario. Sin embargo, no siempre resulta así, bien porque los sentimientos alteran la categoría de las cosas o que en realidad, no sabemos a ciertas alturas qué peso de la mochila es prescindible para lograr con ello un viaje menos fatigoso. Entonces, ¿cómo actuar en esos casos donde no conoces las prioridades a tener en cuenta para la toma de decisiones?. Yo aconsejaría por de pronto, cuando en el tema a tratar convivan sentimientos afectivos y parjas o exparejas, ser sanamente egoístas. ¿Puede haber algo más importante y necesario que nuestro bienestar físico y psicológico?. Otra cuestión será cuando los hijos medien en el conflicto, y es ahí donde otorgaremos prioridad sin dudarlo a su bienestar, al menos en su infancia y juventud, pues en la edad adulta sabrán comprender e incluso apoyar ciertas determinaciones. Si ahora el tema a tratar afecta al futuro, sobre cómo diseñar una buena estrategia para disfrutar de una felicidad bien merecida, la clave podría encontrarse en saber o cómo nos gustaría estar, sino cómo no nos gustaría estar, y así priorizar el gasto de nuestras energías. De esta forma nos olvidaremos de los lujos que siempre acompañan nuestros deseos de triunfar en la vida, y atenderemos mejor la esencia del cambio necesario.

Por poner un ejemplo, ¿qué parte del coche consideramos más necesaria y de igual manera prescindible?. Bueno... el motor por supuesto es necesario, sin él no habría movimiento. Las ruedas bien regladas y contrapesadas también, qué decir de los frenos sobre todo en una cuesta, por no hablar del radiador, la correa de distribucion, etc... Vale, todo esto está muy bien y por otra parte lógico, es más, no podríamos calificarlo como coche si le faltase algo de lo anterior porque no podrí hacer kilómetros (exceptuando los frenos y algo más) pero... al margen de las piezas inherentes, ¿no le daría más importancia a la marca y el modelo, un adinerado soltero de oro en pos de llamar la atención del género femenino, que un jubilado ansioso por volver a conducir y recuperar autonomía falto de guita?. Sabed pues, que tanto el uno como el otro disfrutarán a su manera del mismo tipo de objeto, pero se verán las caras en el taller si por un casual fallase algo de lo necesario. Por lo demás, irá como todo lo superfluo en esta vida, en función del bolsillo de cada uno.

miércoles, 14 de abril de 2010

No es lo mismo educación que cultura

Uno de los grandes errores cometidos hoy en día por numerosos padres trata acerca de confundir ambos términos; muchas veces por ignorancia, otras por vagancia y el resto, por la comodidad de imputarle al profesor o maestro de turno la doctrina de ambas. En todos los casos muy ejemplo reciben los confusos descendientes cuandos sus progenitores desatienden la gratificante tarea por otra parte de mostrarles quién enseña educación y quién enseña cultura. Porque a fe que no es lo mismo y recurriré a la R.A.E para demostrarlo. Para ello tomaré de entre las múltiples definiciones de cada una las propias para esta reflexión. Educación: Crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes. Instrucción por medio de la acción docente. Cultura: Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grados de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc...

Sin entrar en excesivo detalle y hacer de alguna forma la distinción más amena, podemos otorgar a la educación la práctica del docente y la enseñanza de la cultura a la de los padres. ¿Pero, acaso los estudiantes no van a culturizarse a las escuelas y oímos quejas constantemente sobre la falta de educación por parte de sus padres?. Sí, es verdad, pero a esta cultura deberíamos llamarla recibir una educación donde ya se encuentra ésta implícitamente, y la educación de los padres más bien sería educación en valores y enseñanza de modales, comportamiento cívico, etc... No obstante, éstas son mis conclusiones pero acepto otras, basadas en argumentos eso sí, porque de la apreciación que se haga sobre la diferencia entre una y otra mejorará enormemente el clima en las aulas, siempre claro está los padres prefieran civilizar a sus hijos que ver los goles de la jornada.

¿Cómo es que hemos llegado a este punto?. A lo mejor los medios de comunicación como la televisión tienen su parte de culpa, por bombardearnos constantemente con claros ejemplos de dinero y fama fácil, sin esfuerzo ni modales. ¿O la tienen los padres por permitirle ver a sus hijos tanta telebasura cuando no han desarrollado todavía un juicio crítico?. El tiempo algo dirá...

martes, 13 de abril de 2010

Letras vs Ciencias

Parece que últimamente nos gusta separar tanto las distintas disciplinas existentes, como para llegar a decir: yo soy de letras o yo soy de ciencias. Y todo en base a la carrera universitaria cursada o a los estudios de Formación Profesional, que no es lo mismo que aprender un oficio. De esta forma, cerrándonos en banda nosotros mismos, dejamos a un lado al enemigo y nos centraremos única y exclusivamente en nuestra materia. ¿Acaso un ingeniero no puede leer el Quijote y experimentar las mismas sensaciones dando buena cuenta de su belleza literaria, que el más catedrático de los filólogos hispánicos?. ¿Para poder hacer elaboradas esculturas en el garaje de tu casa es necesario haberse licenciado en bellas artes?. ¿Tanto nos sorprende ver a un matemático componer y recitar poesía como comprobar cómo un jardinero estudia física en sus ratos libres?.

Los extremos siempre han sido nefastos para la sociedad, más si cabe cuando llegamos al punto de rechazar nuevos conocimientos por no ser compatibles con los ya aprendidos. Craso error, porque de la variedad de ideas y conceptos surgen nuevas fusiones para seguir deleitando a este mundo, mejorarlo incluso cuando tiene aplicaciones prácticas. No se trata de aprender por aprender tampoco, carecería de sentido, pero una sólida formación en todas las ramas del saber aportarían unos buenos cimientos para la posterior construcción de nuestro intelecto. Hay mucha ignorancia disfrazada de "eso no es lo mío" o "yo no lo estudié". Por eso recomiendo leer de todo un poco, no encerrarse siempre en los mismos autores, mismos géneros y mismos gustos. Sería demasiado tarde y por otra parte imperdonable, descubrir nuestra verdadera pasión alcanzada ya una edad donde no podamos emplear el vigor de una excelente juventud.

Si siempre lees lo mismos, comes la misma comida, ves los mismos programas de TV y escuchas los mismos programas de radio, hablas con tus amigos de los mismos temas y escuchas la misma música... ¿no crees que quizás te estés perdiendo algo que ni siquiera sabes que existe?. No es cuestión de ser de letras o de ciencias, se trata de seguir disfrutando aprendiendo cosas nuevas, vengas de donde vengas.

lunes, 12 de abril de 2010

Frugalidad

No viene mal de vez en cuando rescatar algunas palabras del olvido, usadas antaño con bastante asiduidad pero hoy condenadas al destierro. Aunque... ¿quién sabe?, puede que por la crisis imperante recuperen la popularidad de otros tiempos. Una de ellas es sin duda frugalidad; la escuché ayer por teléfono y pese a que ya me había encontrado con ella en algunas novelas, el oírla por vez primera me decidió por escribir esta reflexión. Como sinónimos de la misma tenemos: moderación, templanza, sobriedad, parquedad y temperancia; alguno más ha de haber pero con lo dicho resulta evidente entrever el significado. Así, a bote pronto, da la impresión de ser o una palabra para ser mencionada en un sabio consejo por los más experimentados, que no más viejos, o el remedio que le queda al pobre de afrontar su cotidianidad austera y sufridamente. Pues... ni tanto ni tampoco reflexiono yo; aún desconociendo su existencia podríamos hacerla nuestra, un modus vivendi basado en el concepto, y de hecho muchos la desconocen pero la aplican en sí mismos y otros saben de ella pero no abandonan el exceso.

La resaca viene por no hacer caso de la frugalidad en la ingesta de alcohol, pues el disfrute de una copa o cerveza con calidad no trae consecuencias a la mañana siguiente. Las pesadas digestiones son consecuencia también de ignorar a nuestra amiga, porque de su caso omiso se pasa de alimentar o nutrir a la gula, produciendo dolores estomacales. El picor de ojos, por excesiva lectura o pasión por la pantalla, según se mire; y así, podríamos continuar enumerando hasta el infinito y algo más el resultado de desobedecer el postulado de palabra tan insigne.

Hazla tuya y si es preciso cásate con ella, pues te aportará mucho más que los excesos y el comportamiento impetuoso e irreflexivo. Ojalá no hubiese desatendido sus razones cuando más necesitaba hacerlo, pero bueno... siempre estamos a tiempo de volver con ella porque sabe apreciar a quien la estima en buena suma. Facilita la consecución de objetivos a la larga y mejora de paso nuestra hoy en día incierta economía. Ya sabes... palabras así siempre será bueno tenerlas bien presentes, y otras tantas que iremos encontrando por el camino; y si no, las crearemos.

domingo, 11 de abril de 2010

¿Somos realmente dueños de nuestro tiempo?

Me refiero a si cuando tenemos algo de tiempo libre entre el trabajo y las obligaciones, lo aprovechamos como debiéramos sacándole todo el partido posible, o por el contrario nos dejamos arrastrar por unas necesidades creadas de la nada bastante cuestionables. Un claro ejemplo de ello viene a ser cómo la actual era de la tecnología absorve por completo horas y horas la infancia de muchos, y la madurez de otros tantos. Recuerdo con bastante nostalgia aquellos tiempos, sin móviles, ordenadores y sólo dos cadenas de televisión. Las canchas deportivas siempre atestiguaban a diario partidos de fútbol, baloncesto, balonmano, etc... Los jóvenes sudaban, hacían más ejercicio que ahora y las conversaciones eran por lo general dando la cara, sin chats, sms ni facebooks. Sin desviarme más de lo necesario, hoy quiero evocar a los lectroes una reflexión acerca de si hoy día somos capaces de romper con nuestra habitual rutina autoimpuesta y sedentaria para con el ordenador, en pos de algo nuevo y creativo. ¿Seremos capaces de hacerlo?. ¿No sería mejor admitir nuestra adicción y así comenzar a corregir el problema, volver a ser dueños de nuestro tiempo?. ¿Por qué ahora tenemos que estar tan pendientes de una máquina o inclusive de una programación televisiva para contentarnos?.
No tengo nada en contra de los cambio actuales si redundan en un beneficio para nosotors, los consumidores. Tampoco me parece mal si la sociedad prefiere internet y sus mundos virtuales a la realidad de las realidades donde habitan, porque cada cual es libre de moverse por donde considere adecuado. Yo seguiré siempre apostando por las excursiones al aire libre, viendo la flora y la fauna de primera mano, no pixelada, y olvidándome por completo de si mi correo electrónico tiene entradas nuevas o el partido del milenio lo podré ver en abierto o no. También apostaré por la creatividad; de hecho cada entrada en el blog así pretende ser, y al mismo tiempo conocer otras culturas, nuevas formas de ver y entender el mundo, enriqueciéndome con nuevos conceptos que permitan a la creatividad dotarse de variopintos modelos y originales materiales para componer. ¿Acaso posteriormente no tendremos mejor juicio y obraremos en consecuencia, para aprovechar nuestro tiempo erigiéndonos en su verdadero dueño, que alimentando la rutina permaneciendo esclavos de nuestro propio ocio?. Te invito con esta entrada a salir victorioso de tus momentos de asueto.

sábado, 10 de abril de 2010

El placer de leer

De los placeres podríamos decir que hay tantas variantes como nuestros sentidos nos permitan interactuar con los demás. Cada cual experimenta variopintas sensaciones cuando se encuentra realizando algo que le gusta. Pues bien... hoy rindo tributo a uno de los placeres en vías de extinción según los tiempos que corren. Algo tan sencillo como tomar un libro entre tus manos, apreciar su peso y su tacto, el color y la textura de sus páginas, conocer en primera instancia sobre qué trata y más adelante, disfrutar acerca de lo que nos tiene que ofrecer.
A mí particularmente me gusta leer un poco después de comer, eso sí, combinando la lectura con un té preparado al efecto, encargado de facilitar la digestión. En un sillón cómodo, donde la espalda encuentre correcta postura y los pies puedan cruzarse de vez en cuando. Silencio sepulcral, iluminación adecuada y a ser posible ligeras temperaturas, para reconfortarnos más si cabe en la lectura. Me encanta, es mi mejor momento del día. Muchas veces llego a deleitarme tanto con algunas obras, que tengo que cerrar el libro por unos momentos, mirar al cielo resoplando pausadamente y volver a leer de nuevo, porque el éxtasis de pensamientos y reflexiones es tan repentino acompañado de una belleza expresiva única, que se hace necesario detenerse unos momentos y releer pausadamente. Aunque... cualquier hora del día siempre es buena para leer.
¿Qué ocurrirá cuando comiencen a implantarse los libros electrónicos?. Pues sinceramente no lo sé, ¿perderán encanto?, eso depende de cómo venga acompañada la obra (podría venir con una pequeña biografía de su autor, breves fragmentos de otras obras, etc...) para así contentar los ánimos de los nostálgicos del papel. De momento sólo puedo estar seguro de una cosa, lea lo que lea y cómo lo lea seguirá siendo para mí un placer enorme que estoy dispuesto a satisfacer, siempre que mis obligaciones me lo permitan claro. Si aún no has caído rendido a sus encantos, nunca es tarde para morder la manzana. Te condenarás a vivir en un mundo más gratificante.

viernes, 9 de abril de 2010

Fuerza y Honor

Desde tiempos inmemoriales el hombre ha luchado por lo que consideraba que valía la pena luchar. Muchos han pasado por el mundo sin pena ni gloria, pero otros hicieron de su existencia un compromiso con la eternidad, pues el eco de sus hazañas inundará por siempre la mente y el corazón de las generaciones venideras. No hay más que abrir cualquier libro de Historia, para darse cuenta de lo que supuso en su momento hacia sus contemporáneos la figura de Napoleón Bonaparte, Alejandro Magno, Julio César, etc... ¿Quién no se ha maravillado frente a semejantes personajes, sus gestas, aciertos y desaciertos?.
No obstante, esta entrada va encaminada hacia todas aquellas personas, y en especial a una en concreta, que tienen ante sí la posibilidad de establecer un punto de inflexión en sus vidas. Sí, la introducción de antes viene al caso porque nunca los mencionados libros de Historia recogerán cómo día tras día, millones de personas luchan por sobrevivir y hacen frente a las adversidades. Puede que nunca vuelva a haber una batalla como la de las Termópilas, donde los griegos frenaron lo suficiente el avance persa y así ganaron tiempo dando su vida para ofrecer una dubitativa oportunidad a los suyos. Y es muy probable también que no se necesiten tantos soldades y vidas humanas como antaño para ganar una guerra, pues el armamento nuclear es una realidad innegable y todos somos muy proclives a la hora de apretar botones rojos. Pero... de algo estoy completamente seguro, esas personas que luchan a diario para mejorar sus condiciones de vida y la de sus hijos, ante retos que para la gran mayoría son imposibles de realizar, demuestran un valor, un coraje y una templanza a la hora de abordarlos que bien merecen ser tratados como héroes. Quizás su anonimato los hace incluso mejores, porque la humildad que desprecia el afán innecesario de protagonismo es una virtud exclusiva de los más grandes.
Hoy pretendo dar aliento a aquellos que se encuentran mirando hacia lo alto de una ladera escarpada, preguntándose cómo podrán llegar a la cima cuando comienza a llover y a oscurecer. Pero no a todos, sino a los que después de haber planificado una ascensión como corresponde a la magnitud de la empresa, ser conscientes de sus puntos fuertes y sus puntos débiles, hacen caso omiso de las burlas y la incomprensión de los demás, incluso cuando comienza a hacer mal tiempo, son capaces de mirar al cielo frunciendo el ceño y de comenzar a sostenerse bajo únicament el agarre de algunos dedos de la misma mano si fuese necesario. Es a esas personas a quienes va dedicada esta entrada, o mejor no, mejor se la dedico a sus hijos, para que cuando crezcan un poco y tengan la facultad de comprender puedan leer cómo sus progenitores supieron sacrificarse y dar lo mejor de ellos mismos en el momento más oportuno. Algún día deberán conocer la historia, la que determinó su futuro y sus posibilidades para hacer frente a una existencia cada vez más complicada, por parte de las personas que más los quieren y más se preocupan por ellos. Y aunque la humildad de sus padres sea tal que no opten por contarles una bella historia de perseverancia, sacrificio, ilusión y por supuesto incertidumbre, al menos este blog dejará constancia ad eternum de que todo cambió a partir de tal día como hoy. Recuerden pues esta fecha: viernes nueve de abril de dos mil diez porque significó mucho para quienes lucharon con denuedo por un futuro con uds.
Y bueno, volviendo de nuevo a la fecha que nos ocupa redirigiendo mis palabras hacia sus verdaderos protagonistas, poco más puedo decir para darles ánimos. Todos son conscientes de la gran oportunidad que tienen por delante y estoy seguro de que quienes más lo merezcan estarán ahí, en el grupo de los elegidos. Otros sin embargo se desesperarán con el tiempo, y no serán capaces de aguantar la presión necesaria para solventar semejante proeza porque nunca se han esforzado como los demás.
Hubo un tiempo, y de esto no hace mucho, un locutor de radio comentaba cada vez que emitía su particular programa nocturno que se encontraba encantado y feliz como una lombriz. Por desgracia para todos esta persona murió repentinamente de un infarto al corazón cuando estaba en lo mejor de su carrera, publicando libros y disfrutando merecidamente de su mujer y su hijo. ¿No sería bonito el día que abandonemos este mundo y lo encontremos de nuevo, decirle orgulloso: yo también hice en vida lo que me hacía feliz, como tú?. Para él y su ejemplo de constancia va dedicada también esta entrada. ¡Fuerza y Honor!

jueves, 8 de abril de 2010

Tiempo para reflexionar

Nos levantamos temprano, algunos tarde, trabajamos o estudiamos, otros no, almorzamos y descansamos, muchos ni eso, volvemos a la rutina, el resto continúa igual, dormimos y finalizamos la jornada, otros lamentablemente no podrán. Bueno, el caso es que... ¿cuándo reflexionamos?. Según la Real Academia Española de la Lengua, el verbo reflexionar se refiere a considerar nueva o detenidamente algo. Tan sencillo como eso, ni más ni menos. Sólamente basta un pequeño momento, a veces incluso un instante, para hacernos a nosotros mismos algunas preguntas. ¿Va todo correcto?. ¿Estoy haciendo las cosas bien?. ¿Soy feliz y hago felices a los que me rodean?, etc...
La mayoría de las veces las preguntas digamos más complicadas de responder (porque es muy difícil ser sincero con uno mismo) surgen en momentos de grandes cambios. Como por ejemplo una ruptura sentimental, la muerte de un ser querido, una boda, el nacimiento de tu primer hijo, etc... Pero, ¿es necesario llegar a tales extermos para cuestionarse cosas cotidianas del día a día?. Porque vale... no vas a estar tampoco todo el día preguntándote por los misterios del Universo, el más allá o si hay vida en otros planetas pero... ¿acaso hay vida dentro de tu propia vida?, ¿te importa más el más allá que el más acá?, ¿has resuelto el misterio de porqué andas siempre triste vagando por el Universo?.
Soy optimista y tengo esperanzas de que se pueda conseguir, olvidarnos por algún tiempo de todas y cada una de esas formas absurdasy lamentables de perder el tiempo; ya sea haciendo zapping frente al televisor entre vomitivos programas, o pensando que a causa del mal tiempo no se nos ocurre nada mejor que ponernos de mal humor y esperar a que cambie, sin pensar en otras alternativas que la playa en verano sí o sí. Al menos estaré satisfecho si después de leer esta humilde entra en el blog, cuando te vayas a dormir, pienses un poco en todo esto. Hoy en día nuestro ajetreado ritmo de vida nos impide siquiera pararnos a pensar por un momento si andamos por el camino correcto, o si por el contrario estaremos abocados a un túnel frío y oscuro sin salida llamado frustración. Es por eso que siempre pensaré lo mismo; ¿el mejor tiempo invertido?, el de la reflexión. De todas todas.

miércoles, 7 de abril de 2010

Los actos deben estar por encima de las palabras

Hoy pretendo reflexionar acerca de una frase atribuida al celebérrimo filósofo chino Confucio: "Un caballero se avergüenza de que sus palabras sean mejores que sus actos".
Si somos sinceros con nosotros mismos y hacemos examen de conciencia, nos daremos cuenta de que muchas veces se nos van la fuerza y las ganas de realizar cosas por la boca. Pasamos mucho tiempo preparando una estrategia para luego darnos cuenta de que muy poco o prácticamente nada hemos hecho. Disfrutamos enormemente haciendo horarios imposibles de cumplir o comentando a los demás nuestras ansias, anhelos y deseos. Cuando pasado un tiempo esas personas nos preguntan por nuestras promesas, rápidamente sonreímos y le quitamos importancia echando la culpa a la falta de tiempo o cualquier otra eventualidad. Somos así, qué le vamos a hacer... ¿Quién no ha mirado al lejano horizonte después de una dura jornada de senderismo y ha prometido comprometer su vida con la Naturaleza?. ¿Acaso no perjuramos hasta la saciedad no volver a caer en los errores del pasado, y aún así tropezamos de nuevo en la misma piedra?. Sencillamente es la condición humana, esclava por siempre de sus deseos y a quien los juramentos y promesas no le afectan porque no dejan de ser, al fin y al cabo, solo palabras.
Cualquier empresa propuesta desde las más nobles intenciones fracasará en su desarrollo, si las palabras ganan terreno a los actos. A veces no se puede evitar, contagiamos a los demás de nuestras ilusiones pero a la hora de llevarlos a cabo... Propongo una solución, o al menos una forma de evitar contínuamente remordimientos por volver a fracasar en el empeño, y además muy fácil de cumplir, siempre y cuando haya disposición por supuesto. Se trata de que cuando hablemos de grandes logros o grandes hazañas donde seamos los protagonistas, lo hagamos siempre en pasado. Me explico: no es lo mismo decir que yo bajaré tantos kilos de peso y tendré un cuerpo escultural que un día, frente al espejo, vea logradas mis inteciones y entonces pueda decir que lo he logrado. Y así con todo, más vale estar orgullosos de habelo hecho y así hacérselo saber a quien pregunte que estar siempre hablando del volátil futuro.
Mi consejo: a partir de ahora procura hablar en pasado.

martes, 6 de abril de 2010

Respetarse a sí mismo

Si no te respetas a ti mismo, ¿cómo quieres que los demás vayan a respetarte?...; así me dijo hoy mismo uno de los mejores amigos que he tenido. Y no le falta razón. Muchas veces tendemos a caer en la trampa de agradar a los demás aún a costa de bajarnos los pantalones. La mayoría de casos se dan sobre todo para con las mujeres, siendo éstas artífices de los más ingeniosos métodos para obtener rápidos beneficios... (por supuesto no todas).
Pero bueno, la cuestión en este momento es reflexionar sobre la línea que separa el ayudar a los demás, ser buena persona como comúnmente se conoce y luego por el contrario, permitir a determinados seres aprovecharse de nosotros cuando necesiten desesperados nuestra ayuda. Ahí está la diferencia, que no siempre se ve de una forma tan clara como la estoy presentando sino que siempre viene envuelta de... no sé como llamarlo (mezcla de sentimientos encontrados quizás).
Se hace necesario tarde o temprano hacer inventario de nuestros verdaderos amigos, conocidos, colegas, colegas de colegas y así todos y cada uno de los conocidos nuestros. Con gran sangre fía y dejando los sentimientos a un lado llamar a cada uno por su nombre, evitando mezclar por supuesto pasado y presente. A medida que transcurra el tiempo dar por cierto o por falso nuestras pesquisas, poniendo a cada uno en su sitio sin dar ni quitar más de lo que ellos por su comportamiento demostrado hacia nosotros han merecido. Y por último, y puede que lo más complicado, llevar a cabo el dictado de la razón y no dejarse llevar por adulaciones ni evocaciones a un pasado en común, apartando de nuestro lado a esas personas y logrando así respetarnos en primer lugar a nosotros mismos, dando a entender que con nosotros no se juega.
No obstante, tampoco es bueno ser totalmente inflexibles, siempre y cuando la dejadez en la relación haya sido mutua. Sólo en este caso, se permite una cierta condescendencia pero el afecto, sin lugar a dudas, deberá ser inmediatamente valorado por ellos y al mismo tiempo correspondido. Y... después de todo, ¿no llegamos a la conclusión de que es más fácil respetar a los demás que a nosotros mismos?. Quién sabe...

miércoles, 24 de marzo de 2010

Iniciar una relación

Resulta curioso comprobar cómo cambiamos nuestra forma de pensar y de actuar según nuestro estado de ánimo. Cuando nos encontramos solteros, sin ninguna posible pareja a la vista, es muy fácil tener las ideas claras respecto a nuestro modo de actuar. Si por ejemplo necesitamos de alguien a nuestro lado para no sentirnos tan solos y de paso algún que otro encuentro sexual, siempre que la otra persona esté de acuerdo pues fenomenal. No obstante, si desde el comienzo de la relación se puede vislumbrar un futuro prometedor en compañía de un ser especial, ya no nos guardamos nada y lo ofrecemos todo. Entonces... ¿dónde está el problema?.
Pues radica en que cuando hay sentimientos de por medio, aunque no sean sublimes ni excelsos, la razón pierde su protagonismo. Pasamos de iniciar una supuesta aventura para luego darnos cuenta de que esa persona vale mucho más de lo que pensábamos, y viceversa. Yo siempre me he considerado una persona íntegra dentro de unos límites, y procuro ponerme muchas veces en el lugar de la otra persona, máxime cuando hay sentimientos de por medio. Es por eso que unas veces tomo las decisiones adecuadas a tiempo y así evito males mayores, y otras en cambio, peco de imbécil e ingenuo.
Eso sí, después de darle muchas vueltas a la cabeza, procuraré respetar y actuar conforme al resultado de mis reflexiones para con este asunto: en primer lugar hacer un esfuerzo titánico para no estar todo el día pensando en lo mismo, luego esperar a que la otra persona muestre también algo de interés porque no se trata de ser yo el que llame y vaya a visitarla. A continuación dejar pasar algo de tiempo para aclararme las ideas y no dejar de hacer todo aquello que venía haciendo hasta el momento. ¿Seré capaz de cumplir y llevar a cabo mis intenciones?. Eso espero, aunque cuando hay sentimientos de por medio, ya se sabe...

martes, 16 de marzo de 2010

En la cumbre de la grandeza

Imagínate por un momento que todo comienza a salirte bien. Empiezas a encadenar una serie de éxito tras otro sin parar. Incluso, aquello que ni siquiera soñaste se convierte en realidad. ¿Cómo llegarías a sentirte?.
Como dijo Napoleón Bonaparte: La ambición no se detiene ni en la cumbre de la grandeza. No obstante, para llegar a disfrutar de nuestas conquistas es necesario un periodo de reflexión, una tregua para con nosotros mismos. Tener ambiciones está muy bien, pero hay que saber ponerles freno. Cuando logramos nuestas metas siempre miramos hacia adelante, justo lo contario de cuando fracasamos, sin embargo debemos analizar lo más objetivamente posible cada desenlace y extraer las conclusiones oportunas. Ganar hoy no significa ganar con facilidad mañana. Debemos ser humildes y nunca olvidar que detrás de cada victoria nuestra mucha otra gente ha participado de alguna manera. Gracias a sus palabras de consuelo en los momentos más difíciles y también a su valiosa ayuda somos lo que somos y de hecho, pocas cosas puede un hombre conseguir de forma herméticamente individual. Olvidarse a menudo del papel de los demás en nuestros éxitos implica sobrevalorarnos nosotros mismos, si bien tampoco debemos pecar de humildad concediendo medallas al resto por nada.
No se trata de llegar a la grandeza, es cuestión de mantenerse. ¿De qué serviría perder lo que con tanto esfuerzo ha costado si nos creemos invencibles y bajamos la guardia?. ¡Ay la vanidad!, esa musa dispuesta a hacer perder el juicio de la razón. Mucho cuidado con ella.

sábado, 13 de marzo de 2010

Sobre los Principios

¿Realmente llegamos a tener principios?, ¿cómo se forman?. Últimamente he estado conversando sobre el tema y pienso comentar mi opinión sincera: los Principios son para los que dispongan de una buena economía. Me explico; cuando no tienes trabajo y ves cómo mucha gente a tu alrededor progresa por falta de Principios, ¿cómo te sientes?. Pues mal, muy mal y además como un completo capullo. No me refiero ahora a hacer daño a nadie a cambio de dinero, ni tampoco robar, vender estupefacientes, etc... Me refiero a que en este país lleno de sinvergüenzas, enchufados, políticos mamones y corruptos y demás calaña, parece que si vas por lo legal y piensas desarrollarte como persona sin hacerle la pelota a nadie, resulta imposible.
Todos estamos ya bastante cansados de ser buenas personas y aguantar cómo los gobernantes empresarios se aprovechan de una sociedad capitalista para seguir manteniendo sus privilegios. Lo siento pero a partir de ahora el fin justifica los medios y mi Principio es que no tengo ninguno (al menos de momento). Si los compañeros de trabajo va de zorros y puñaladas, pues espérate tú cuando los ponga en su sitio, ¿quieren guerra?, pues la tendrán. Eso de ir a tu rollo es muy bonito pero cuando se meten con uno la cosa cambia. Está claro que paso de comerme la cabeza sobre si las cosas no tendrían por qué ser así, de mis fallos en la vida y si merezco esto o estoy pidiendo demasiado. Se acabó ir de víctima. Estoy emputado y si la vida es un sálvense quien pueda, pues no pienso tocar el violín como hicieron los músicos del Titanic, cogeré el primer remo que encuentre y le abro la cabeza al más espabilado. Que mientras pueda estar a salvo en un bote salvavidas el resto del barco que se las entienda. Pero claro, entonces soy un egoísta y un miserable por no pensar en los demás. ¿Sabes lo que te digo?, tú mismo. Nos vemos en las rebajas.

miércoles, 10 de marzo de 2010

¿Sólo o acompañado?

Parece que estamos condenados a añorar lo contrario de nuestra situación actual. En el caso de estar solteros, ¿dónde podríamos encontrar esa pareja...?. Y sin embargo, la libertad o libertinaje, según los casos, se echa de menos dentro de la convivencia.
Cuando se trata de decidir si vale más la pena encontrarnos en uno u otro estado, ¿está bien formulada la pregunta?. ¿Es cuestión de ventajas o inconvenientes?. ¿Debemos escuchar al corazón y dejarnos aconsejar por él?. Últimamente he comprobado cómo ciertas ideas preconcebidas chocan frontalmente con la realidad....
Ahí estas tú, dispuesto a ejecutar un papel a la espera de excitantes beneficios. Mientras dura la función, olvidas tu parlamento y empiezas a ser lo que tú eres, sin personajes secundarios ni efectos especiales. Te das cuenta de algo, quizás estés equivocado pero cierta naturalidad sugiere lo contrario. La otra persona no interpreta ningún guión, y por eso te encuentras desconcertado. Otra vez sólo, acompañado únicamente por tus reflexiones. Fuiste a comerte el mundo pero éste se volvió y te miró directamente a los ojos, dejando entrever lo inalcanzable que resulta a veces. Ni los espejos deberían copiarte...
Pero bueno, no todo tiene por qué ser tan dramático, siempre hay tiempo para la esperanza. Y ésta seguro que viene acompañada por alguien muy especial.

lunes, 8 de marzo de 2010

Despertar la duda

Siempre es importante tener ideales. Al menos ciertas opiniones formadas por nosotros mismos en base a la experiencia y al diálogo con los demás. Así, según nuestros criterios, tomaremos decisiones más o menos acertadas con el paso del tiempo.
Es bueno estar seguro de uno mismo, lo que comúnmente se conoce como tener las cosas claras. No es fácil de conseguir; lleva tiempo, sacrificio, fuerza de voluntad y grandes dosis de paciencia. Podríamos incluso llegar a ver en una persona de tales características un ejemplo a seguir. Yo por mi parte he sentido verdadera admiración cuando he tenido la oportunidad de conversar con alguna, comprobando su espíritu firme y decidido.
Aunque, puede que visto de otro modo, quizás para lograr una vida repleta de satisfacciones personales convendría no estar tan seguros de todo. Me explico: muchas veces damos por ciertas algunas verdades inmutables que a lo mejor no lo son tanto. Cuestiones como nuestra visión del mundo, las relaciones con nuestros seres queridos, amar y ser amados en sus múltiples variantes, etc... precisamente están abocadas al cambio perpetuo y deben ser cuestionadas en tanto no hallemos felicidad en ellas.
La duda es mucho más fecunda que la certeza, porque nos mantiene alerta para cambiar de rumbo y estrategia a tiempo, evitando amarguras y sinsentidos. Estar seguros de algo de lo que no se puede estar seguros es caer en una contradicción, y por eso invito a despertar la duda como forma de liberarnos de prejuicios y ataduras.
Reflexión nacida de la frase: La duda es mucho más fecunda que la certeza del artículo de Carmen Posadas; El pensamiento en 'pack', en la revista XLsemanal

jueves, 4 de marzo de 2010

La falsedad

La falsedad es a decir verdad, una cualidad innata en el ser humano. Cada día, en función de nuestras relaciones interpersonales, en mayor o menor medida somos falsos, unas veces por inercia, otras por costumbre y las más por protocolo.
Voy a romper una lanza a favor de la falsedad, entendiendo la misma como un mecanismo para lograr nuestros deseos, evitar males mayores y convivir en relativa armonía.
¿Acaso de pequeños, no desarrollábamos un comportamiento ejemplar para con nuestros padres esperanzados en obtener un presente inmediato?. ¿Acaso decimos lo que pensamos y nos comportamos como decimos?. Por no mencionar la religión, donde es muy fácil acudir el primero a los actos pero luego seguir los preceptos...
Supongo que podemos establecer una división entre la falsedad sana y la maligna. La primera ayuda a sortear las emboscadas y puñaladas del trabajo; se hace necesaria en sociedad, no persigue el lucro sino la autodefensa, cubrir nuestras espaldas. En cambio la otra persigue el interés económico, es amante del poder y está presente en la cama.
Ya va siendo hora de dejar de ser hipócritas con nosotros mismos reconociendo nuestras falsedades. De algunas podremos llegar incluso a sentirnos orgullosos, aunque tampoco conviene perder el norte rebasando ciertos límites éticos y morales.
¿Serías sincero al decirle a un apreciado familiar lo horrible que le ha quedado el plato principal del almuerzo?. ¿Cuando no llegas al orgasmo y tu pareja anda algo preocupado por satisfacerte; por una noche no podrías hacer una excepción para subirle el ánimo?. ¿Es tu hijo el más guapo e inteligente del mundo?. ¿Tan bien te cae tu jefe?. En fin...

martes, 2 de marzo de 2010

Los estereotipos

Según la Real Academia Española de la Lengua el estereotipo se define como: imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable.
En base a la definición me asaltan las siguientes reflexiones: ¿la idea aceptada comúnmente la impone la moral, la religión,... o se impone por sí misma y luego es tenida en cuenta?. ¿Por qué es con carácter inmutable; acaso no permite una evolución?. Eso de aceptada comúnmente... ¿cómo debería interpretarse?.
Venga, pongamos unos ejemplos para enredarlo un poco más. Imaginemos una chica joven, de unos 15 años, vistiendo no como a ella le gustaría sino como visten sus amigas. Pero resulta que no se conforman con ropa sencilla sino es imperativo vestir de marca, respetando la moda. Como sus recursos económicos son limitados estamos ante el primer dilema. ¿Tiene sentido formar parte de un estereotipo para encajar con los demás, aún a costa de grandes sacrificios?. ¿Podrían llegarla a aceptar si no respeta la vestimenta del grupo?. ¿Debería iniciar una revolución en contra de la superficialidad o simplemente cambiar de amigas?. ¿Acaso es tan fácil esto último?.
Ahora, se trata de un caballero de alta alcurnia con un corazón de oro. Disfruta de la sencillez de la lectura y agradables conversaciones. No malgasta su hacienda en lujosas prendas ni es amante de aparentar. ¿Nos sorprendería ver cómo el caballero desata una ola de murmullos cuando hace su aparición en actos públicos?. ¿Por qué es así?. ¿Cambiará la situación algún día?.
Hasta el momento, sólo he comprometido al estereotipo con la vestimenta (lo más usual y se refiere a la imagen), pero ¿cómo podemos llegar a saber cuál es la idea aceptada comúnmente si todos pensamos diferente en mayor o menor medida?. ¿Tendrá algo que ver la televisión?.
¿La sociedad crea sus estereotipos o los estereotipos crean su sociedad?.

jueves, 25 de febrero de 2010

Presumir

¿Cuál es el verdadero sentido de presumir?. ¿Nos sentimos mejor demostrando ante los demás nuestras capacidades o adquisiciones?. ¿Por qué les gusta tanto a algunos?.
Siendo sincero, hace tiempo que abandoné la práctica. Hablaba demasiado de mis futuros logros que nunca llegaron, engrandencía lo poco conseguido hasta el momento y encima, menospreciaba el esfuerzo de los demás. No es de extrañar que años después vinieran las curas de humildad, una detrás de otra, volviéndome más humano.
Hoy en cambio, reconoces el mérito de conseguir el éxito, sabes a qué atenerte para prosperar. Nadie va a regalarte nunca nada, más bien al contrario. Cualquier avance positivo, por muy insignificante, requiere grandes dosis de paciencia, sacrificio, voluntad, perseverancia,...
Ciertas personas presumen de sus golpes de suerte, otros de su dinero y la mayoría de su poder. Hoy, sin que sirva de precedente voy a presumir, y mucho. Presumo de poder reflexionar. ¿Tú no?

miércoles, 24 de febrero de 2010

Definirse

Nunca es fácil poder definirse. Si algún amigo en una fiesta nos dijese que lo hiciéramos, necesitaríamos mucho tiempo para pensar. Me pregunto si es necesario hacerlo. ¿Tiene alguna ventaja, o por el contrario son todo inconvenientes?. En este momento no sabría qué decir. ¿Llegaríamos a ser sinceros con nosotros mismos?. ¿Seríamos verdaderamente objetivos?. ¿Por dónde empezar?. Si dijese por ejemplo: me considero una persona extrovertida, ¿qué pasaría cuando no tuviese ganas de darme a conocer; sino más bien de pasar inadvertido?. ¿Soy esclavo de mi propia definición?. De todas formas podemos hacer algo parecido. Definir cómo nos gustaría ser y luego intentar hacer los cambios para lograrlo. Un poco más gratificante.
Ser sinceros con nosotros mismos a la hora de definirnos es muy duro. Tendemos siempre a esquivar ciertas autocríticas buscando en los fallos de los demás inflar nuestro ego, como un globo. Pero, ¿qué le ocurre a un globo cuando se hincha demasiado?.
A veces pienso en buscar el equilibrio, llegar a un acuerdo, una especie de tregua. Yo no me defino pero tampoco cruzo los brazos. En constante movimiento, como una rueda, sin exceder los límites de velocidad, sin frenazos bruscos.
¿Cómo me definiré dentro de cinco años?. Ni idea, tampoco podría hacerlo ahora. Bueno, sí. Me defino como una persona a la que no le gusta definirse.

lunes, 22 de febrero de 2010

El maestro debe morir

Durante mucho tiempo he tratado de buscar con relativo éxito aquellas personas que me aportasen sabiduría y conocimiento. Algo así como una especie de mentor para saber reconducir mis pasos, evitando fracasos, decepciones y desengaños. Al principio, cuando era demasiado joven, todos me parecían muy seguros de sí mismos, detrás de cada uno había innumerables experiencias personales, dispuestas a inyectarte pequeñas dosis de realidad contemporánea. Con el paso del tiempo, aprendí a diferenciar los verdaderos intelectuales de los charlatanes, a tener mucho cuidado con los que intentan arrimarte para casa y de los que sólo buscan desahogarse. Llega un momento en el cual empiezas a tomar ciertas decisiones por ti mismo, aprendiendo lo difícil y complejo del proceso. No siempre es fácil las primeras veces pero luego te vas acostumbrando. Inevitablemente llegaremos en algún momento a contradecirnos a nosotros mismos, definiendo la contradicción como la diferencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos.
Esta realidad de la condición humana desmonta cualquier apego por la sapiencia ajena porque cuando tú mismo has comprobado lo difícil que es hacerte caso, ¿cómo se lo vas a hacer a los demás?. Y por lo tanto, ¿por qué perder el tiempo tratando de buscar iluminados cuando sabemos que ellos mismos caerán en sus propias contradicciones tarde o temprano?. Seamos libres para pensar, para actuar, para equivocarnos y para triunfar. El maestro debe morir.

sábado, 20 de febrero de 2010

Acerca del mantenimiento

Últimamente estoy aprendiendo mucho sobre el mantenimiento del automóvil. Que si la presión de los neumáticos, que si los cambios de aceite, las pastillas de freno, etc... Todavía no salgo de mi asombro porque empiezo a leer manuales sobre el tema y parece casi un milagro el funcionamiento diario de un coche. Te sorprendería la cantidad de cosas que puedes llegar a aprender y que por supuesto son bastante útiles. Normalmente se deben hacer revisiones periódicas, cambiar varios elementos en función del kilometraje y luego la famosa ITV (Inspección Técnica de Vehículos) cada cierto tiempo. De esta forma prevenimos más que curamos y logramos una conducción más segura. En caso de avería, al menos tendríamos alguna idea de porqué nos hemos quedado parados en la cuneta; pero si sabemos cómo salir del paso por lo menos para llegar hasta la gasolinera más próxima, pues mira por dónde tiene sentido aprender ciertas cosas que parecían aburridas.
Me pregunto si podríamos hacer una analogía entre el mantenimiento de nuestro vehículo y nosotros mismos. Por lo pronto, creo encontrar algunas similitudes. Separando el cuerpo de la mente en este caso, ¿alguna vez hemos revisado nuestra mente?, ¿tiene sentido hablar de un hipotético mantenimiento?.
Obviamente no me refiero a cambiar neuronas desgastadas por otras más sanas y más fuertes, ni tampoco a remplazar nuestro cerebro por otro más joven, engrasado y resistente. Simplemente planteo la posibilidad de nosotros mismos detenernos al menos una vez al año, cerrar los ojos e intentar vaticinar el futuro próximo según el presente. De esta forma podríamos hacer los cambios oportunos y evitar males mayores. A lo mejor evitaríamos una incipiente depresión como consecuencia de nuestros malos hábitos. Puede que nos decidamos a alejar de nuestro lado aquellas amistades que contaminan nuestra forma de entender el mundo y ser felices. Quién sabe, puede que el aceite que mantiene el motor bien lubricado sea una vida sana exenta de drogas, repleta de fruta y buenos alimentos. ¿Y si el líquido refrigerante fuese una escapada a la playa o al monte de vez en cuando, para evitar que el estrés (temperatura del motor) no suba demasiado?. ¿Acaso conducir por carreteras mal asfaltadas (la mala vida) no estropea los neumáticos en demasía y luego podríamos tener un pinchazo (quizás en el corazón)?.
Eso sí, me encanta la idea de hacerme yo mismo una revisión y luego repararme gratis, o no.

viernes, 19 de febrero de 2010

Sobre el teatro

¿Nunca has tenido la sensación de encontrarte representando un papel?. Algo así como si te hubiesen dado un guión e inconscientemente lo llevas a cabo. Suele ocurrir a menudo cuando sales de fiesta, la primera vez en la intimidad y casi siempre, al entrar en un nuevo círculo de amigos o compañeros de trabajo. Pasamos de ser serios a muy divertidos o viceversa. Modificamos nuestras expresiones y también el vocabulario. Somos lo que aparentamos ser y no lo que realmente somos. Aunque... ¿esto es realmente así?. ¿Acaso no vale la pena cambiar nuestros registros de vez en cuando?. ¿Cuáles son los riesgos, si es que los hay?.
Estamos en constante evolución, hoy pensamos de una manera y mañana de otra. ¿Sería aburrido interactuar según un patrón definido de lo que queremos ser hacia los demás?. ¿Y hacia nosotros mismos?. ¿Por qué no poner algo de teatro encima de la mesa?.
Hoy lo tengo claro, prefiero tomarme ciertas libertades a la hora de relacionarme y ser plenamente consciente. Eso sí, no confundir con la falsedad porque ese es otro tema.
¿Te animas a subirte al escenario?.

martes, 16 de febrero de 2010

Ventajas de reflexionar

Me encuentro solo en la habitación, únicamente se escucha el lejano ruido de la televisión al otro lado de la casa. Apago las luces y aunque no cierro los ojos la oscuridad me envuelve súbitamente. Es mi mejor momento. Nunca tengo sueño a estas horas y por eso le doy vueltas y vueltas a las cosas, como una noria. Sin embargo hoy es especial, cansado de siempre lo mismo necesito dar un giro de noventa grados el día de mi cumpleaños. Hace algunas horas, cuando lo celebraba con varios amigos en un pub cercano, noté en varias ocasiones cómo me sentía bastante solo, casi como ahora. Yo siempre he sido un gran amante de la conversación, disfruto cada punto de vista de los demás como lo haría un niño caprichoso al probar un sabor nuevo de helado cada tarde. Así soy yo. Es por eso que tenía muchas ganas de hablar de ciertos temas, pero como no encontraba el momento y además ellos preferían hablar de otras cosas para mí más aburridas, pues nada, ya estoy acostumbrado.
Pero ahora estoy solo repito, y eso significa que ninguno se va a meter en mi cabeza para quitarle protagonismo a mis pensamientos, vamos, ¡lo que faltaba!. Miro la hora y aunque es bastante tarde me da igual. Entonces me pregunto: ¿por qué soy así?. ¿Por qué siempre estoy pensando en cosas que la mayoría de los demás no piensa, o al menos no lo dice?. ¿Debería de preguntarme acaso por qué tengo que pasarme de homo sapiens?. ¿Puedo cambiar o no hay remedio?. Es un tema bastante delicado, a veces creo que sería mucho más feliz si fuese como ellos, sin cuestionarme tantas y tantas cosas. Todo sería mucho más fácil. Cansado de tantas preguntas sin respuesta intento buscarle alguna de ventaja al hecho se ser como soy, un reflexivo sin causa. ¿Puedes ayudarme?. ¿Le ves alguna ventaja?. Estoy bastante cansado de todo el tema, mañana será otro día.

lunes, 15 de febrero de 2010

En primer lugar agradecer a quien entre en este blog y lea las ideas, pensamientos, ocurrencias o, simplemente, las tribulaciones que ,con más o menos acierto, se intentan plasmar.
Lo que pretende este blog simplemente, y sin mayores pretensiones, es crear un lugar donde se planteen cuestiones, discusiones, debates abiertos, etc... en el que quien lo desee, participe de forma activa y totalmente libre, pues de esta forma (y aunque no arreglemos el mundo) consigamos entre todos acercarnos a un común denominador.
Solamente está comenzando. Hasta pronto.