Una narración ha de ser como un bocadillo. Desde el primer mordisco debes paladear algo más que pan, pues éste, representa las palabras que acompañan las emociones, las cuales a su vez son parte del añadido. Como puedes ver, no hay uno sin el otro. En caso contrario, dejaría de llamarse bocadillo.
Cuando se aviene el hambre, las salsas y demás condimentos dejan de ser necesarios. Escribe para los hambrientos, pero no te olvides de los saciados.
Por último, procura que sea fácil de engullir, dejando a cada bocado un agradable regusto. Respecto a la digestión, si ha de ser pesada, al menos que merezca la pena.
Cuando se aviene el hambre, las salsas y demás condimentos dejan de ser necesarios. Escribe para los hambrientos, pero no te olvides de los saciados.
Por último, procura que sea fácil de engullir, dejando a cada bocado un agradable regusto. Respecto a la digestión, si ha de ser pesada, al menos que merezca la pena.