Por lo pronto, hay de todo con respecto al maquillaje, diversas opiniones para cada gusto. Yo intentaré abordar el tema desde la perspectiva de corregir defectos, o al menos disimularlos...
¿Por qué nos maquillamos?, y no me refiero a embadurnar caras hasta evitar su transpiración. ¿Necesario es a toda costa vernos perfectos?. ¿Nos aporta felicidad depurar nuestras imperfecciones, o es la aceptación de la sociedad lo que perseguimos sin más?. Ahora, en base a los cosméticos, ¿tan a disgusto estamos con nosotros mismos como para recelar del espejo y de los demás, sin un punto de carmín, brillo, rímel,...?
Un buen experimento a realizar, mas que una reflexión, sería probar un día, uno cualquiera, salir a la calle en condiciones desacostumbradas y ver qué ocurre. No es necesario extremarse en el abandono corporal, pongamos límite a la higiene personal y en no provocar el sudor. Con el pelo algo alborotado pero sin pasarse, la cara de recién contacto con el agua fría del lavabo, sin más añadiduras, ropa discreta, algo espesos y dormidos. Ir a trabajar como de costumbre, saludando al resto de compañeros, (bueno, es verdad que algunos trabajos "obligan" a maquillarse a sus empleados, pero imaginemos uno donde no sea así), a los clientes y al que se tercie. ¿Nos mirarían igual?. ¿El trato es acorde a como otro rostro los hubiera atendido o desayunado con ellos?. Todavía no he llegado a ponerlo en práctica pero me cuesta creer que sí. Somos muy de fachada, el interior sólo cuenta para después de haber afianzado la relación; si te llevas luego una desagradable sorpresa ahí te quedas, con tus llantos y lamentos hablándole a un cerebro en paro, sin ganas de volver al tajo, ¡qué le vamos a hacer!. Ya no sé si es necesidad o arrogancia, búsqueda de la felicidad, aceptación o aprecio, pero revestir hocicos ayuda, ayuda a entrar por los ojos.
En fin, una vez más claudico frente a la apariencia sin otorgarle más importancia que la de iniciar el primer paso. El resto será cosa de batallar día a día por la supervivencia de la pareja, donde el amor siempre maquilla los defectos del otro.
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