sábado, 10 de abril de 2010

El placer de leer

De los placeres podríamos decir que hay tantas variantes como nuestros sentidos nos permitan interactuar con los demás. Cada cual experimenta variopintas sensaciones cuando se encuentra realizando algo que le gusta. Pues bien... hoy rindo tributo a uno de los placeres en vías de extinción según los tiempos que corren. Algo tan sencillo como tomar un libro entre tus manos, apreciar su peso y su tacto, el color y la textura de sus páginas, conocer en primera instancia sobre qué trata y más adelante, disfrutar acerca de lo que nos tiene que ofrecer.
A mí particularmente me gusta leer un poco después de comer, eso sí, combinando la lectura con un té preparado al efecto, encargado de facilitar la digestión. En un sillón cómodo, donde la espalda encuentre correcta postura y los pies puedan cruzarse de vez en cuando. Silencio sepulcral, iluminación adecuada y a ser posible ligeras temperaturas, para reconfortarnos más si cabe en la lectura. Me encanta, es mi mejor momento del día. Muchas veces llego a deleitarme tanto con algunas obras, que tengo que cerrar el libro por unos momentos, mirar al cielo resoplando pausadamente y volver a leer de nuevo, porque el éxtasis de pensamientos y reflexiones es tan repentino acompañado de una belleza expresiva única, que se hace necesario detenerse unos momentos y releer pausadamente. Aunque... cualquier hora del día siempre es buena para leer.
¿Qué ocurrirá cuando comiencen a implantarse los libros electrónicos?. Pues sinceramente no lo sé, ¿perderán encanto?, eso depende de cómo venga acompañada la obra (podría venir con una pequeña biografía de su autor, breves fragmentos de otras obras, etc...) para así contentar los ánimos de los nostálgicos del papel. De momento sólo puedo estar seguro de una cosa, lea lo que lea y cómo lo lea seguirá siendo para mí un placer enorme que estoy dispuesto a satisfacer, siempre que mis obligaciones me lo permitan claro. Si aún no has caído rendido a sus encantos, nunca es tarde para morder la manzana. Te condenarás a vivir en un mundo más gratificante.

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