lunes, 19 de abril de 2010

Mucho cuidado con la depresión

Una de las mejores reflexiones que podemos hacer por siempre jamás, es la que abarca el tema de la depresión. Cuando la motivación desaparece y los días se suceden uno detrás de otro como si nos importase, sin esperar nada bueno de ellos, hay que preocuparse; o mejor dicho, reflexionar.

A veces viene sin avisar, de improviso, cuando menos te lo esperas. Otras, es el final lógico de una serie de sucesos encadenados. Da igual. Inhibe nuestras posibilidades de ser felices y nos puede causar mucho daño. Reconocerla siempre debe ser el primer paso, y aunque esto parezca trivial muchos se sorprenderían de la cantidad de personas que la sufren y no se dan cuenta de ello. Luego, identificar a ser posible la causa de la misma, sin agobios y siendo sinceros con nosotros mismos. Si no damos con una respuesta a esta pregunta, no pasa nada. Vale más poner remedio a un problema y luego con calma estudiar sus causas para evitar su repetición, que perder el tiempo en averiguar cuando nuestra mente no está para averiguar nada. Como ejemplo el hundimiento del Titanic; si el barco se hunde sin remedio procura salvar a la tripulación, ya habrá tiempo de investigar por qué se hundió para que no vuelva a suceder. De esta forma, reconocido el problema identificando sus posibles causas, haremos lo posible por dar pequeños pasos hacia la luz. ¿Qué fácil no?.

Hombre... - y ahora viene la verdadera reflexión - fácil no es, por supuesto. Nada es fácil o difícil hasta que lo intentas. Hacemos a veces una montaña de un granito de arena y nos sobrevaloramos o infravaloramos; sin término medio por lo general. ¿No sería recomendable para evitar posibles depresiones, entender que no siempre vamos a tener éxito, ni tampoco una perpetua melancolía y autocompadecimiento pueden ser beneficiosos?. Vuelvo de nuevo a la carga con el concepto de equilibrio, aplicado en este caso a las emociones. Las montañas rusas no son buenas, desgastan mucho y no alcanzamos la felicidad, sólo la rozamos con los dedos. Ser conscientes de la existencia de futuros errores aún inimaginables, de no ser perfectos, podría ser la clave para no ser tan duros con nosotros y evitar caer presos de la depresión. Por no decir que muchas cosas no dependen al cien por cien de nuestra mano.

Así pues, acepta tus limitaciones y fracasos. Y si tienes que aceptar y superar una depresión, tampoco pasa nada. Suele ser lo normal, a TODOS nos pasa.

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